Stefan Vanistendael

Stefan Vanistendael, nacido en Utrecht (Países Bajos) en 1951. Define su historia “nací en Holanda, soy belga y vivo en Suiza con una inglesa, sin hijos, una lástima”. Es sociólogo y demógrafo de la Universidad de Lovaina, Bélgica.

Investigador en el Centro de Estudios de Población y Familia de Bruselas (CBGS) y, desde 1979 hasta el 29016, Secretario General adjunto, responsable de investigación y desarrollo en la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE), en Ginebra.

El Bice trabaja desde una perspectiva cristiana. Se apoya en la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño (CDN), desarrolla proyectos de prevención, protección y reinserción de los niños y niñas. Aboga por su causa gracias a su estatuto consultivo ante el Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (ECOSOC). Interviene en Ginebra ante el Consejo de Derechos Humanos, el Comité de Derechos del Niño y la UNICEF. Mantiene relaciones operacionales con la UNESCO y se le ha otorgado un estatuto participativo ante el Consejo de Europa en Estrasburgo.

Es consultor de la ONU y experto mundial en resiliencia, ha dictado conferencias en los 5 continentes, referente de psicólogos y profesionales de las ciencias sociales. Poliglota consumado.

Es uno de los investigadores que más ha desarrollado el concepto de Resiliencia y explorado sus aplicaciones, destaca la importancia de la acción directa en temas de salud y evaluar los resultados de la acción. Considera que la pediatría social es un terreno fértil para el desarrollo de la Resiliencia.

Se interesa por la Resiliencia concepto que construye desde una mirada positiva hacia el mundo de la infancia. Reivindica la fuerza de las pequeñas cosas para conectarnos con la vida, porque cuando ya no nos queda nada, nos queda la capacidad de crecer a través de grandes dificultades; que es la Resiliencia.

La resiliencia es también una invitación para vivir con nuestras fragilidades, con una «inteligencia de la vida», para renunciar a un cierto perfeccionismo, paradójicamente para vivir mejor en el mundo real. Una invitación de este tipo va a contracorriente en nuestra sociedad occidental centrada preferentemente en la fuerza, realización, rapidez e incluso en el perfeccionismo.

Respetar la fragilidad del otro puede estar en el corazón de un crecimiento relacional muy positivo entre dos personas. Pero en nuestra actual sociedad hay una tendencia a eliminar la fragilidad, queremos ser admirados más que amados, y eso es un error.

Se refiere a la dimensión espiritual, se refiere a la invitación a explorar la vida, toda la vida y de manera más profunda, como una buena terapia y que ayuda a superar las dificultades. La crítica con humor es necesaria y la espiritualidad cristiana una buena guía ética. Releva el sentido ético de los procesos asociados a los mecanismos de la Resiliencia. Ha colaborado en la formación espiritual de los pastores de la Iglesia Reformada de Vaud en Suiza.

Uno de sus mayores aportes es la “Casita de la Resiliencia” conocida en varios continentes, la que sistematiza las etapas pedagógicas para la construcción de la Resiliencia, donde cada nivel representa un campo de intervención posible para la construcción o mantenimiento de la resiliencia o capacidad de lucha que puede desarrollar con la ayuda institucional o familiar .